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Quién es y por qué ha venido

Jerusalén, 30 d.C.

Se mire por donde se mire, Jesús llevó una vida trágica: rumores de ilegitimidad, burlas de locura por parte de su familia, rechazo de la mayoría de los que le escuchaban, traición de sus amigos, el giro salvaje de una turba contra él, una serie de juicios en los que se burló de la justicia, ejecución en una forma reservada a esclavos y criminales violentos. Una historia lamentable, sin duda, y ése es el meollo del escándalo: no esperamos compadecer a Dios. - Philip Yancey

En tiempos bíblicos, según el Derecho Romano y el Derecho Judío, se podía obligar a un sirviente a hacer prácticamente cualquier cosa, con una excepción: era ilegal obligar a un sirviente a lavarle los pies. Eso se consideraba demasiado denigrante y degradante para cualquier segmento de la sociedad.

Qué perplejas debieron de quedarse las masas al descubrir al Mesías judío blandiendo una toalla en lugar de una espada. Esperaban, después de todo, que derrocara a los poderes que desde hacía tiempo oprimían a su pueblo, el poderoso Imperio Romano. Por eso, el Domingo de Ramos, las multitudes gritaban a pleno pulmón: "¡Hosanna en las alturas! Bendito el que viene en el nombre del Señor". Y, sin embargo, en la víspera de Su mayor triunfo sobre Sus enemigos, el arma elegida para cambiar el mundo tal como lo conocemos era una toalla doméstica común.

"Jesús se levantó de la cena, se quitó las vestiduras, tomó una toalla y se la puso alrededor. Luego echó agua en la jofaina y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que se había atado a sí mismo: "En verdad os digo que el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que el que le envía"". (Juan 13:4-5; 16)

No es de extrañar que esas mismas multitudes volvieran a gritar a pleno pulmón apenas cinco días después: "¡Crucifícalo! Crucifícalo". Nuestro Señor no había venido a cumplir sus órdenes, y se ensañaron con Él por ello. 

La sugerencia de Philip Yancey es tan válida ahora como entonces: "Quizá deberíamos decir 'Cristo es el modelo' en lugar de 'Cristo es la respuesta', porque la propia vida de Jesús no ofreció las respuestas que la mayoría de la gente busca." 

Es posible que hoy te encuentres perplejo ante la avalancha de dificultades que perturban gran parte de tu vida. Seguro que es confuso, como la confusión a la que se enfrentaron las multitudes al tratar de entender a Jesús. Quieres respuestas. Te preguntas dónde está Dios en todo esto. Bueno, puedo asegurarte que Dios está exactamente en el mismo lugar que estaba hace 2.000 años cuando Su Hijo soportó la agonía y el dolor: En Su trono reinando el Universo según el perfecto placer de Su voluntad. 

Cristo no vino a hacer tu voluntad, sino la Suya. Y hasta que aceptes Sus caminos en Sus términos exclusivamente, estarás muy decepcionado en la vida y amargado en tu fe. Descansa en Jesús por lo que Él es y no por lo que tú quieres que sea, para que te vaya bien en esta época tan santa.

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