Lo que sigue es un extracto del capítulo 5 de mi reciente libro, El relevo.

"La Iglesia está dormida. Sólo una voz fuerte la despertará de su sueño". Tal era el sombrío estado del cristianismo en la década de 1730, según George Whitefield. Poco sabía entonces que la suya sería esa voz que Dios usaría para despertar a las 13 Colonias de su profundo sueño. Había amanecido el Primer Gran Despertar.

Como resultado directo de la fiel predicación de la Palabra de Dios por hombres como George Whitefield, Jonathan Edwards, John Wesley y otros, incontables hombres, mujeres y niños fueron, en el lenguaje de la época, "vivificados para salvación" en Cristo. Los bancos de las iglesias de Nueva Inglaterra empezaron a llenarse hasta los topes, y muchos se desbordaron hacia los campos cercanos. Este fervor religioso se extendió también al ámbito académico; la gran mayoría de las universidades fundadas durante ese periodo se basaban descaradamente en los principios bíblicos propugnados por el Gran Despertar. Una universidad de Boston se mostraba especialmente inflexible sobre su objetivo principal: "El fin principal de la vida de un estudiante es conocer a Dios y a Jesucristo". 

Lamentablemente, en menos tiempo del que uno podría imaginar, aquella vibrante iglesia que una vez despertó de su letargo pronto volvió a dormirse. Hoy en día, si uno visitara cualquiera de las iglesias de Boston donde predicó George Whitefield, podría encontrarse con que un restaurante o unos grandes almacenes o un letrero de vacantes ocupan ahora ese espacio. Pero quizá lo más revelador de todo es que algunas son museos en los que hay que pagar para escuchar lo que una vez ocurrió allí. ¿Y qué hay de esa universidad y su objetivo principal de que los estudiantes "conozcan a Dios y a Jesucristo"? Ahora la conocen como Harvard, difícilmente un bastión actual del cristianismo bíblico. 

Todo lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Qué salió tan mal? Sólo hay una explicación plausible: Una generación no supo pasar el testigo a la siguiente. 

Martín Lutero señaló: "Cuando todo está tranquilo, puede ser señal de que el diablo es el portero de la Iglesia y de que se ha perdido la doctrina pura de la Palabra de Dios". Es seguro decir, que cuando apareció el primer amanecer en 2020 "el pueblo de Dios estaba tranquilamente dormido". Sin embargo, tengo la fuerte sensación de que el crepúsculo final de 2020 y el primer amanecer de 2021 serán muy diferentes. Los seguidores de Cristo están empezando a despertar. "Conociendo el tiempo... ya es hora de despertar del sueño; porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, el día está cerca". (Romanos 13:11) 

Creo que las voces fuertes que el Señor usará para despertar a nuestra gran nación de su letargo vendrán de los miembros de base de nuestra fe. Eso significa que la tuya puede convertirse en esa voz, pero sólo si estás dispuesto a hablar y dejar que se oiga. No podría estar más de acuerdo con Thomas Oden, que observó: "Es mejor que el pastor no haga nada que el propio cuerpo pueda hacer. La principal tarea del pastor es equipar al cuerpo, no intentar hacerlo todo por los laicos. Es el orgullo y una necesidad abrumadora de controlar lo que hace que el pastor intente hacer el trabajo de toda la congregación." Los creyentes en Jesús han sido bastante equipados, es hora de que hablen. 

Sólo se necesita una persona para revertir incluso el más grave de los deslizamientos generacionales lejos del Evangelio - ¡tú eres esa persona! Sé tú esa voz fuerte que saque a toda una nación de su letargo para que ellos también puedan empezar a clamar al Dios vivo. Como se dijo al principio, si la historia se repite, y claramente lo hace, la misma nación que dio a luz un primer Gran Despertar y un segundo Gran Despertar está atrasada para su tercero.

Primer Gran Despertar (1730-1750)

2º Gran Despertar (1801-1835)

Tercer Gran Despertar (2021- ?)