Una caja llena de besos esta Navidad

Cuentan que, hace algún tiempo, un hombre castigó a su hija de 3 años por malgastar un rollo de papel de regalo dorado. El dinero era escaso, y se enfadó cuando la niña intentó decorar una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niña llevó el regalo a su padre a la mañana siguiente y le dijo: "Esto es para ti, papá". El padre se sintió avergonzado por su reacción exagerada, pero su ira volvió a estallar cuando vio que la caja estaba vacía. Le gritó: "¿No sabes que cuando le haces un regalo a alguien tiene que haber algo dentro?". La niña le miró con lágrimas en los ojos y le dijo: "Ay, papá, no está vacía He soplado besos dentro de la caja. Todo para ti, papá". El padre quedó destrozado. Abrazó a la niña y le pidió perdón. Se cuenta que el hombre guardó aquella caja de oro junto a su cama durante el resto de su vida, y siempre que se sentía desanimado, triste, infeliz o simplemente rememoraba algo, sacaba un beso imaginario y recordaba el amor de la niña que la había puesto allí. - desconocido

Mi esposa Jill me dio uno de los consejos más sabios: Nunca atribuyas los peores motivos posibles a nadie. Al igual que ese padre, yo puedo fácilmente suponer lo peor de las personas. El Espíritu Santo es mucho mejor que yo para juzgar los pensamientos y las intenciones del corazón. ¿Cuántas veces trato de competir con Él sólo para ser reducido una y otra vez? Sólo sabemos lo que María "meditaba" en su corazón porque la Biblia nos lo dice. Tú y yo no tenemos ni idea de lo que pasa en el interior de ninguna otra persona.

El Espíritu Santo es muy capaz de enderezarnos. Como un titular de 1984 en el que varios periódicos informaban de una mujer que, al llegar a casa, encontró a su marido en la cocina, sacudiéndose frenéticamente con lo que parecía un cable que iba desde su cintura hasta el hervidor eléctrico. Con la intención de apartarle de la corriente mortal, le golpeó en la cabeza con una tabla de madera. Hasta ese momento, había estado escuchando alegremente a los Rolling Stones en su walkman Sony.

Estas comprobaciones de la realidad siempre deben ser bienvenidas, aunque duelan.

La época navideña suele reducir nuestras interacciones a aquellos con los que estamos más unidos, predominantemente los miembros de la familia. A modo de recordatorio, la Biblia se refiere a las relaciones de los cristianos entre sí como hermanos y hermanas, es decir, miembros de la familia. Amigos que elegimos, familia con la que nos quedamos. La implicación es que es mejor que aprendamos a llevarnos bien. Imagino que la mayoría de ustedes tienen un familiar con el que están en desacuerdo. Tal vez esté justificado que estés muy enfadado, pero dudo mucho que lo estés (algo con lo que seguro que estás de acuerdo) hasta que volváis a rozaros y él o ella diga esa "cosa" que te vuelve a enfadar.

Sea como fuere, te sugiero que te quedes con lo conocido y no con lo desconocido a la hora de buscar una solución a cualquier conflicto. Es el mejor consejo que puedo dar. Ocúpate de lo concreto, de lo objetivo, no de lo subjetivo, como cuál es su motivación secreta, sus agendas ocultas, etc. El 99% de las veces, esas suposiciones son erróneas e infundadas. La experiencia personal a lo largo de tu vida te lo ha enseñado.

¿Y saben qué? Por favor, tengan en cuenta cómo Jesús se refirió a nosotros, sus seguidores: No como familia, sino como amigos. ¿No ven lo que eso significa? El nos escogió para ser Sus amigos aun cuando no éramos muy agradables. De hecho, Él dio su vida por nosotros. Ese es el mejor tipo de amor, ¿no lo crees? Más que besos en una caja... Cristo es amor envuelto en carne. ¿Merece la pena enfadarse con otra persona en ese contexto? Lo dudo. Creo que hoy es un excelente momento para que lo dejes ir.

Jesús dijo: los que tengan oídos para oír, que oigan.

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Por George Shamblin Noticias de libros, Familia y amigos, Sin categoría 0 Comentarios